Saben, quizás algún día lo comprendan, pero la pequeña y breve historia es así:
Cuando Mama estaba embarazada de Yakis, una vecina del negocio también estaba embarazada. era de una niña, una hermosa niña, un angelito diría yo, pues todo bebe para mi es un angelito, hoy que les escribo la carta, acaba de venir la vecina a decirme que, ¿Si ya se había aliviado mi esposa, que como estaba la bebe?, desde luego le conteste sonriente e ignorante, que Yakis estaba de maravilla, pues que puede decir un Padre de su hija, e igualmente le pregunte que, ¿Cómo estaba ella?, y, ¿Como estaba su bebe?, y me contesto que había abortado, no por su gusto, mas bien por que el angelito venia mal, un poco rosados sus ojos por las lágrimas y yo entendiendo el nivel de su comentario, opte por quedarme callado mientras la veía triste platicando de su angelito que se fue al cielo.
Ahora que beso a mis princesas, Yeris y Yakis me doy cuenta de lo bendito que soy, pues tengo una Familia y ustedes también deberían de estar agradecidas, mas yo no mando en sus sentimientos, y ustedes son libres de sentirse como quieran.
Esta carta es mas bien para que aprendan de estar agradecidas por lo que la vida nos da independientemente de lo malo o bueno que podamos juzgarlo, pues, si volteamos a nuestro alrededor nos daremos cuenta, que muchos angelitos quieren nacer, y los que nacen quisieran tener, ya no se diga una familia, mas bien, un padre, o una madre que los ame, con sus virtudes y defectos, un techo donde dormir, comida en la mesa, y demás comodidades que muchos niños de hoy no tienen...
Sepan que las amo con todo mi corazón, y como buen padre tengo virtudes y además defectos, pero aun así las amo mucho.
Hay un dicho que versa así.
No hay mejor ciego que aquel que no quiere ver.
No hay mejor tonto que aquel que no quiere aprender, y mas aun aquel que no quiere agradecer.
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